Es a partir de imágenes que empezamos a conceptualizar nuestro presente, lo que somos, tenemos, lo que nos rodea e incluso las personas con las que nos relacionamos. Las imágenes forman un cúmulo que cada día se transforma aún sin nosotros darnos cuenta, para hacer de nuestra vida un camino lleno de color, forma, luz, sombra, alegrías, pero también tristezas, angustias, enojos, depresión, etc.
Si conociéramos las imágenes que llevamos dentro, podríamos irlas manipulando de forma que nuestra vida fuera más agradable, más sana y por supuesto más feliz. ¿De qué hablo?, de que todo empieza por un sueño, una idea, algo que parece como una chispa en el espacio, que se hace presente y de repente toma forma, se queda ahí, esperando paciente que le hagamos caso para entonces convertirse en algo más tangible, a lo que podemos o no poner palabras pero que ronda ya por nuestra mente. Muchas veces no nos damos cuenta de cuántas chispas o imágenes quedan esperando por nosotros ahí dentro y desperdiciamos la oportunidad tanto de aprovecharlas como de descartarlas para que no molesten más y seguimos viviendo el día, son soñar, sin hacer planes realmente deseados y sin lograr tener un propósito de vida cumplido.
Si alguna vez has tenido la sensación de quedarte con las ganas de hacer algo que no sabes qué es, pero que sabes que está dentro de tí, ¿por qué no explorar para saber las posibilidades que te pueden hacer feliz? Esto es lo que hacemos a través del arte: damos la posibilidad de que las imágenes, ideas, recuerdos, estereotipos, etc., tomen forma y los conozcamos y reconozcamos para entonces manipularlos a nuestro favor.
De eso se trata, de darse cuenta. De sacar a la luz lo escondido, de hacer visible lo invisible, de ponerle palabras a lo innombrable a través de ejercitar el arte. ¿Cómo?, pues cuando te acercas a la Terapia de Arte solamente tienes que tener ganas, ya que no es necesario saber hacer nada. De forma gradual se te acerca a los materiales y técnicas que sean de tu preferencia, se dibuja, se pinta, se baila, se canta, se escribe, se actúa, se juega y ¿por qué no?, se usa también la computadora para crear imágenes. Todo depende de tí, de tu deseo de conocerte, de trabajar en tu interior, de darte cuenta, de limpiar y curar las heridas para vivir una vida mejor y más consciente.
Uno de los primeros síntomas de que la Terapia de Arte funciona, es que te hace sentir relajado, tranquilo, a veces es inmediato el sentimiento de felicidad, de logro y de triunfo, siempre se siente bien hacer algo diferente y creativo.
Entonces, la Terapia de Arte siempre funciona, porque aumenta la autoestima, promueve el desarrollo de habilidades motrices, aumenta la capacidad creativa y de aprendizaje, fortalece las relaciones personales, facilita la adaptación, desarrolla la resiliencia (habilidad para superar problemas de manera eficiente), así como el crecimiento post traumático. En esta práctica, siempre hay ganancias, no tiene pierde. Te comparto aquí una frase dicha por una persona practicante de esta disciplina:
"Una de las cosas más buenas de la Terapia de Arte es que me permite poner en imágenes cosas de mi vida de las que no puedo o no quiero hablar con nadie y de esa manera las voy entendiendo y curando, me hace sentir muy bien, porque solamente yo le entiendo y cada vez descubro más cosas cuando miro lo que he hecho".
Por supuesto voy a terminar este texto invitándote a probar lo que puedes lograr y regalarte a tí mismo en la práctica del arte. Acércate y vive la experiencia de crecimiento más importante de tu vida.
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